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21/03/2019

Las periodistas tienen el doble de posibilidades de sufrir violencia, denuncia la CIDH

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La violencia específica contras las reporteras y otras trabajadoras de medios en América Latina alcanza también a su entorno familiar, con el objetivo de intimidarlas o acallarlas

Foto A.A. Manifestación contra la violencia machista.

21 de marzo de 2019

Flor Alba Nuñez fue asesinada cuando salía de su domicilio en Pitalito, al suroeste de Colombia. A Miroslava Breach le ocurrió lo mismo en su casa de Chihuahua (México). Y a Leslie Ann Pamela Montenegro le dispararon ocho balas cuando caminaba por Acapulco (México). A todas las mataron por la misma razón: ser periodistas y mujeres. Los asesinatos son la violencia más extrema a la que se ven sometidas las reporteras, pero no la única.

Según el informe Mujeres periodistas y libertad de expresión, publicado por la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), las mujeres periodistas son “doblemente propensas a ser víctimas de violencia”. Aparte del peligro y las amenazas que afrontan los defensores de derechos humanos y los periodistas en gran parte del continente americano, las mujeres reporteras están expuestas a riesgos adicionales por desafiar estereotipos machistas que reprueban su participación en la vida pública, asegura la CIDH.

Según el informe, en 2017 el 19% de los periodistas asesinados en el mundo eran mujeres. Pero las formas de violencia incluyen además tocamientos, miradas lascivas, comentarios de tipo sexual sobre su aspecto o ciberacoso hasta llegar a las agresiones sexuales directas.

“Los actos de violencia contra las mujeres, y en especial contra las mujeres periodistas, no son actos aislados, sino que son sintomáticos de un patrón de discriminación estructural contra las mujeres, que tiene sus raíces en conceptos referentes a la inferioridad y subordinación de las mujeres ante los hombres”, señala el informe. “El machismo y los estereotipos de género arraigados en las sociedades de los países de la región incrementan la situación de riesgo de las mujeres periodistas y les impide el completo ejercicio de su derecho a la libertad de expresión y de su derecho a vivir una vida libre de violencia”.

Igualmente, las periodistas no solo están más expuestas a ataques en Internet que sus colegas hombres, sino que en los últimos años han sufrido un aumento de los insultos, acoso y hostigamiento en línea.

Las mujeres periodistas y las trabajadoras de los medios de comunicación señalan que el género no solo se traduce en formas específicas de violencia hacia ellas, sino también hacia su entorno familiar, incluidos sus hijos o hijas, con el objetivo de acallarlas o intimidarlas.

Encuesta de la FIP

En 2017, el 48% de las casi 400 periodistas de 50 países que respondieron una encuesta en línea realizada por la Federación Internacional de Periodistas (FIP) indicó que había sufrido diversas formas de violencia basada en el género. Es decir, una de cada dos periodistas sufre violencia machista en el trabajo, según la FIP.

Los actos más habituales de violencia por razón de género denunciados por las periodistas incluyen el maltrato verbal (63%), el maltrato psicológico (41%), la explotación económica (21%) y la violencia física (11%). Estas formas de violencia son ejercidas tanto por personas fuera del lugar de trabajo (fuentes, políticos, lectores u otros oyentes) como por jefes o superiores. Asimismo, el 44% de las mujeres encuestadas indicó haber sufrido ciberacoso.

Demandas de la CIDH

Desde la CIDH emplazan a que los medios de comunicación adopten medidas para garantizar la seguridad de las mujeres periodistas frente a riesgos basados en el género, y consideran “preocupante” que la mayoría de empresas de comunicación “no cuenten con protocolos o reglas internas que atiendan adecuadamente las necesidades de las periodistas víctimas”. El informe señala, además, que “siguen prevaleciendo los mecanismos de ‘mediación’ interna en lugar de recursos efectivos que permitan la protección de la víctima y el establecimiento de responsabilidades al perpetrador”, algo que puede generar impunidad y más violencia en contra de las periodistas, lo que las puede empujar a no denunciar el acoso.

La Relatoría Especial señala con preocupación que la mayoría de casos denunciados permanecen en la impunidad. La situación es más complicada para mujeres periodistas indígenas o afrodescendientes, quienes son más propensas a ser estigmatizadas, dice el informe.

Aunque la organización reconoce que algunos Estados intentan mejorar, “observa con preocupación la persistencia de obstáculos que van desde la ausencia de mecanismos y programas específicos de protección en algunos países hasta deficiencias asociadas al diseño e implementación efectiva de los mecanismos existentes”, concluye el informe.

Informe completo en español y en inglés.

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