Pulsa fuera para salir.

26/01/2011

La megalomanía del Grupo Prisa conduce a la reducción del 18% de la plantilla

Madrid, 26 de enero de 2011 (información FeSP, foto Antonio Peiró)

«PRISA es la compañía líder en contenidos culturales, educativos, de información y entretenimiento en los mercados de habla española y portuguesa, gracias a su oferta multicanal de productos de máxima calidad. Presente en 22 países, llega a más de 50 millones de usuarios a través de sus marcas globales, como son EL PAÍS, 40 Principales, Santillana o Alfaguara. Como líder en prensa generalista, televisión en abierto y de pago, radio hablada y musical, educación y edición, es uno de los grupos mediáticos más rentables del mundo con un abanico extraordinario de activos«

Con estos atributos cierra El País, en su edición de hoy, el artículo-anuncio del nombramiento de Fernando Abril-Martorell como adjunto al consejero delegado y director financiero del grupo, con efecto desde el próximo 1 de abril, señalando que Abril-Martorell “reportará directamente al consejero delegado, Juan Luis Cebrián”.

Tan pomposa presentación se hace a menos de veinticuatro horas de haber anunciando que “PRISA va a llevar a cabo un plan de reestructuración que supondrá la reducción del 18% de su plantilla a nivel global. Este plan, que ya se ha anunciado a los sindicatos y los representantes de los trabajadores con la voluntad de alcanzar los acuerdos pertinentes, afectará a unas 2.000 personas en España y a otras 500 en Portugal y América, aunque no se descarta una segunda fase en la que se amplíe el número de empleados afectados fuera de España.”

Otro hecho singular es que la empresa dice que tal número de despidos los ejecuta para “preservar el mayor número de empleos”, y lo hará por medio de un abanico de medidas que incluyen externalizaciones, bajas incentivadas, jubilaciones anticipadas, etc.

En el primer párrafo quizá haya que agregar que Prisa también es líder en fórmulas de despido de personal o en formas de transferir a los trabajadores las consecuencias de una gestión megalómana, consecuencias de las que se salvan los responsables del desaguisado.

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